martes, 4 de enero de 2011

Democracias: todo por hacer

Decía José Saramago, en el manifiesto que él mismo redactó y leyó a la finalización de la manifestación multitudinaria contra la guerra de Irak en Madrid, que nos han hecho creer que la democracia es una meta, y que una vez ya instaurado un sistema de gobierno democrático, ya está todo hecho. El nobel portugués, por contra, advirtió acertadamente que la democracia es un punto de partida en el cual cada día los ciudadanos debemos pelear por su avance y su construcción.

Habitualmente, las personas que se atreven a criticar el sistema democrático de gobierno son atacadas con vehemencia, y acusadas de antisistema, fascistas y antidemocráticos. Según mi modesto parecer, aquel que critica la democracia puede tener en sí mismo mucho más de demócrata que los que, interesadamente, la dogmatizan, y la unificación de las posturas críticas es una estrategia de deslegitimación interesada.

Pero claro, es normal que aquellos que están en el poder defiendan el sistema, ya que los cambios son peligrosos para los que ostentan posiciones de privilegio.

Pues bien, a riesgo de ser tildado de antidemócrata, creo que es importante poner de manifiesto algunas carencias del sistema, las cuales resulta sorprendente no sean objeto de intensos y profundos debates para buscar fórmulas de mejora de las mismas.

En primer lugar, la separación de poderes es deficiente. Ya no por el hecho obvio que las injerencias que el ejecutivo y el legislativo ejercen sobre el judicial. sino porque la participación democrática de los ciudadanos en el gobierno del país es nula. Las democracias se convierten en dictaduras de cuatro años en las cuales los ciudadanos sólo vamos cada cuatro años a escoger el próximo dictador.

Quien lea el párrafo anterior creerá que exagero al calificar los gobiernos de dictatoriales. Pensemos en las reformas de Grecia, Francia, Irlanda, Portugal y España, en las claras y contundentes protestas ciudadanas (las menores en España, para vergüenza nuestra) y las actuaciones policiales de represión que las han acompañado, y tómese de nuevo en consideración lo escrito anteriormente.

Otro aspecto a denunciar es el del perfil de los gobernantes. En defensa de una supuesta igualdad de oportunidades mezquina e irreal en la práctica, cualquier persona puede ser un cargo político con elevadas responsabilidades y grandes capacidades de decisión. Aunque sea un analfabeto. Pese a ser un inepto. Aun sin haber demostrado ninguna capacitación para el puesto.

Podemos citar ejemplos: En un contexto cada vez más internacionalizado políticamente, los últimos tres presidentes de gobierno españoles (el actual inclusive) no hablan inglés. La actual ministra de Exteriores, lo fue anteriormente de Sanidad, y no me creo que sea una experta en ambas áreas. De hecho, creo que ella sola se ha encargado de demostrar su falta de competencia en cualesquiera de las dos. El conseller d'Educació saliente de la Generalitat no tiene absolutamente ninguna formación en el ámbito educativo, y jamás ha desempañado ninguna tarea relacionada en lo más mínimo con la docencia. Podría seguir durante meses.

¡Ah¡ y... Bush.

No nos engañemos. Los dirigentes políticos son unos actores populistas entrenados (de forma deficiente) en el arte del engaño, la oratoria y la manipulación. Nada tiene que ver su competencia o capacitación para las tareas que desempeñan. Desgraciadamente, la democracia convierte a la clase dirigente en seres de escaparate.

Evidentemente, en este punto intervienen claramente los ciudadanos. Para que el engaño y la farsa del sistema se pueda llevar a cabo, debe haber quién se la trague. La máxima: "Una persona, un voto" es, como poco, deficiente.

Porque... ¿Es justo que el voto de una persona con una elevada formación, que ha pasado meditando semanas, o incluso meses, respecto a cuál será su elección el día señalado para el sufragio, tenga el mismo valor que el de una persona que NO SABE lo que significa políticamente las palabras "izquierda" y "derecha"?.

Oh si, ya sé: defiendo la oligarquía. No estoy diciendo esto. Yo digo: esto es deficiente, y creo que a todas luces lo es. Con el sistema actual sólo se necesita engañar con populismos a un grupo lo suficientemente grande de personas con nivel de formación muy bajo (que en España abundan, y no lo digo yo, lo dicen las estadísticas que demuestran que, entre licenciados y personas sin estudios, hay un agujero negro dónde deberían estar los ciudadanos que en el resto de Europa corresponde a aquellos con estudios medios) y ya habremos conseguido que los menos preparados para decidir quién debe gobernarnos hayan tomado esa decisión.

Insisto, sé que éste último párrafo abre una caja de Pandora peligrosa, pero como he dicho al principio, que no tengamos, a día de hoy, un sistema mejor, no implica que no tengamos la obligación moral de cuestionar el actual, y buscar fórmulas de mejora.

De hecho, la cuestión no es tan difícil. Una sociedad democrática no es aquella en la cual los ciudadanos se dirigen a las urnas cada cuatro años como borregos, sin tener demasiado claro qué y porqué votan. La verdadera sociedad democrática sería aquella que considere esencial dar a TODOS sus ciudadanos un nivel de formación mínima que le permita ejercer la ciudadanía de forma crítica y responsable, con suficientes elementos de juicio y herramientas que le capaciten a tal efecto. Y, por supuesto. el nivel mínimo de formación que cualquier sociedad democrática debería permitirse para todos y cada uno de sus ciudadanos debería estar muy por encima del que se tolera a día de hoy.

Y es que, como decía Winston Churchill : "La democracia es el peor sistema de gobierno de la historia, con excepción de los anteriores".

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Era de esperar que plantearas este tema en tu blog. Es una cuestión a la que le has dado bastantes vueltas durante los últimos tiempos y me alegra comprobar que mantienes la conclusión a la que llegamos conjuntamente en su momento. Y digo "me alegro" porque, si bien estoy de acuerdo contigo en la mayoria de ideas que expones, limitarse a decir que como hay muchas personas que por su nivel de formación (o ausencia de) no parecen capacitadas para tomar una decisión que resulta sumamente trascendental como es el voto electoral y que, por tanto, debería limitarse ese derecho, creo que se estaría cayendo en una ideología tan totalitaria y nazi como la que criticas a lo largo del redactado.
Mi opinión es que los derechos humanos deben ser universales, por lo que el quid de la cuestión no está en ponderar el valor del voto en función del CI sino en, como tu bien dices, procurar que todas las personas tengan los conocimientos e información suficientes como para decidir de manera fundamentada con qué opción política se siente más identificado.

Es muy lamentable, por otra parte, que los mismos dirigentes sean los primeros que no se encuentran capacitados para los cargos que desempeñan, puesto que son los representantes de la ciudadanía, de sus intereses y derechos.
Esto también lo hemos hablado en alguna ocasión y mi opinión al respecto es que sólo les interesa representarse a ellos mismos y a sus propios intereses. Es un pensamiento algo pesimista, pero es que no paro de oir o leer noticias sobre casos de corrupción política, hasta el punto en que parece la norma y no una excepción.

Noemi G.Mariscal dijo...

Coincido contigo en que la democracia debería avanzar, adaptarse a las necesidades reales de los ciudadanos, aunque al igual que la constitución nos la vendan como algo "sagrado" que no se puede tocar.Pocas esperanzas pongo porque se que los cambios nunca son favorecidos por los que tienen el poder.
Pero mientras no se demuestre lo contrario, creo que es el sistema menos malo. Ahora bien, estoy de acuerdo en que hay aspectos que deberían mejorar:
La participación de los ciudadanos es escasa,pero también es verdad que la gente cada vez se siente más distanciada de la política, y creo que eso si que es favorecido por los que tienen el poder.
Nos aletargan con milongas,y prestaciones de miseria para que pensemos que Papa Estado vela por nosotros y olvidemos que realmente quienes tenemos la soberanía somos nosotros. Y ahora incluso nos da pereza ir a votar, el desencanto ha hecho mella en nosotros, ya no creemos que la política pueda cambiar las cosas.
Pensamos que salga el "dictador-dirigente" que salga las cosas seguirán igual. El pobre cada vez más pobre y los que tienen el poder perpetuandose en él, porque ya no es el gobierno quien manda sino los mercados -quienes son los mercados?- cosa que hasta nuestros políticos dicen para eximirse de responsabilidades y revestirse de legitimidad a la hora de tomar medidas impopulares.
Asumo nuestra parte de culpa también, hemos caído en su trampa. Me preocupo sólo de lo mío y me evado con el futbol.

No estoy a favor de restringir el voto, de reservarlo sólo a los "peparados". No creo que volver al voto censitario sea bueno, primero porque quien considera que yo estoy o no preparado? ¿Un título universitario? Tal y como está el tema presupuestario en este país y en otros, las carreras universitarias acabaran estando sólo a disposición de los que puedan pagársela, los de siempre, de manera que el pueblo, la clase media o llamémonos como queramos aún participaremos menos en el sistema democrático.
Acabaría siendo un gobierno destinado a ganarse los favores y simpatías de los "preparados" para continuar calentando silla en el parlamento.No quiero ni imaginármelo. Pasaríamos del populismo barato de hoy (lamentable por cierto)combinado con medidas destinadas a proteger a la "aristocracia" (lease también funcionarios privilegiados)a medidas y políticas sólo destinadas a la oligarquía

Y para acabar este punto. Realmente veis diferencia entre izquiera y derecha hoy? Acaso no practican la misma política de salvaguardar el sistema financiero?. Yo no.

La preparación del dirigente; otro talón de aquiles de este sistema. El puesto de presidente del gobierno y compañía, creo que debe ser de los pocos en este país en el que no se necesita preparación.
El hecho de que el dirigente y representante del país en el extranjero no hable inglés (cuando tu lo necesitas hasta para trabajar en el McDonalds) contribuye a perpetuar la imagen de país de pandereta, toros y flamenco (con todo mi respeto)
En un mundo globalizado económicamente (aunque nos pese a los que pensamos que la globalización sólo beneficia a los ricos)la imagen cuenta y el generar confianza destilando preparación también.

Propongo que la incompetencia se pague y las mentiras también.

Rendir cuentas por la gestión de uno. Eso es lo mínimo, ¿o acaso cada uno de nosotros no tenemos que hacerlo en nuestro trabajo?. ¿No nos despiden si lo hacemos mal?
Desconozco la manera, porque está claro que crear un tribunal de supervision con lo poco y mal que está el tema de la separación de poderes (coincido contigo Ignasi)
se ve dificil.

Para acabar quisiera decir que para mi la verdadera sociedad democrática sería aquella en la que los ciudadanos (independientemente de su formación) se sintieran parte importante de un sistema. Nos identificáramos con él. Nos sintiéramos responsables y fueramos más activos.
No olvidemos que somos nosotros quien tenemos el poder para cambiar las cosas, sólo hace falta la tarea titánica de ponernos de acuerdo.

Noemí G.Mariscal

Ignasi dijo...

Querida Noemí,

Si he defendido la segregación del voto, me he expresado mal. Además, estoy de acuerdo contigo en que eso nos llevaría a una oligarquía más perversa aún que el sistema actual, y además sería imposible dirimir esa ponderación del sufragio.

Dicho esto, continuo afirmando que las desigualdades educativas en las democracias son inaceptablemente elevadas, y son aprovechadas por los partidos políticos para pervertir el sistema.

La solución, como ya apuntaba en el comentario, pasaría por una formación mínima mucho mayor de la que actualmente goza, por desgracia, gran parte de la población. Eso sí sería un avance democrático en toda regla: que cualquier ciudadano/a disponga de los recursos necesarios para participar en la actividad democrática plenamente.

Un fuerte abrazo.

Luis Fernández Pallarés dijo...

Mu wenas mestre, soy el luis del kurro

En la caracterización que has hecho de la democracia coincido plenamente. La solución a ello es llevar a la práctica entre la clase trabajadora proyectos de democracia participativa en pequeñas cosas y que cada vez sean más grande. En cuanto al nivel pesimo de mentes entre esa misma clase obrera (vease apm? o en cualquier discoteca)mas de lo mismo, trabajo de hormiga y hacerles ver la realidad. Por muy corta que sea la gente, es facil de hacerles ver que el capitalismo, ni es ideal, ni es justo, ni es democrático. No es otra cosa que pedagogia, me lo diras tu...

En realidad no abres ninguna caja de pandora. El propio liberalismo democrático radical de la segunda mitad del XIX ya abogava por una extension del sufragio a la intelectualidad. En realidad existen dos problemas, que la democracia es de nula participación real y encima, los que mandan con el sistema actual no mandan, mandan los capitales. El camino debe ser una democratización real de la vida, en los puestos de trabajo, en la calle, en los estudios... Por esa regla de tres, no luchemos porque los inmigrantes puedan votar, pq luego van i votan al PP. La democracia participativa con sufragio universal (a inmigrantes i jovenes de 16 años) es condicion sine quanom para conseguir una efectiva y duradera revolución socialista que hunda para siempre el capitalismo. Debemos de ser nosotros mismos los que lo cambiemos.

Salud

Anónimo dijo...

Noemi G. Mariscal

...Leyendo una conferencia de Eric Hobsbawn sobre la perspectiva de la democracia (según el historiador dificil en el s.XXI) me ha llamado la atención la descripción del pueblo soberano del Sr. Fukuyama. " Los ciudadanos desean la soberanía del consumidor".
Según Hobsbawn: La participación en el mercado sustituye a la participación en la política.El consumidor ocupa el lugar del ciudadano.

Ignasi dijo...

Apreciada Noemí,

Estoy de acuerdo con tu último comentario.

Me ha recordado a lo que T.W.Adorno (filósofo de la escuela de Frankfurt) ya mencionaba a mediados del siglo pasado: La cosificación del individuo, reducido a una "cosa" que trabaja y consume.

Un abrazo,

Ignasi

Anónimo dijo...

Noemi G. Mariscal
Leyendo a Noam Chomsky:
"Todo Estado poderoso descansa en especialistas en apologética, cuya tarea es mostrar que lo que haxen los fuertes es noble y justo y lo que sufren los débiles es su culpa.En el Occidente contemporáneo a estos especialistas se les llama "intelectuales"

Esperando con ganas tus nuevos comentarios en el blog.
Un saludo

Ignasi dijo...

Buenas noches Noemí,

Ésta frase concreta de Chomsky, del cual he leído artículos muy brillantes, me parece excesiva.

"Intelectuales" hay de todas formas y colores, así que es una generalización injusta, en mi opinión, y demagógica.

Por cierto, respecto de Chomsky, te recomiendo un pequeño libro de hace ya algunos años titulado "Cómo nos venden la moto".

En cuanto al blog, tengo diferentes temas sobre los que quiero escribir, prometo ponerme a ello tan pronto haya acabado los exámenes de este semestre.

Muchísimas gracias por tu interés. Un fuerte abrazo.

Ignasi